No temas, Dios está contigo en el proceso
Hace ya algunos años escuché por primera vez una promesa de Dios que le trajo paz a mi corazón y sentido a mi espera por la salud de una de mis hijas. Además, me hizo reconocer que aún en medio de esa difícil lucha, Dios estaba nosotros:
10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Isaías 41:10 RVR60
¿Se acordará Dios de mí?
En la Palabra encontramos una infinidad de historias relacionadas con la espera, y es que si nos detenemos a pensar un momento ¿A quién le gusta sentirse solo en este mundo?
- Adán y Eva, al morir su hijo Abel en manos de Caín
- Toda la descendencia de Adán y Eva, quizás se preguntaba si en ellos habría de nacer un hombre que adorara a Dios y no se rompiera esa conexión única con el Creador
- Noé, durante la construcción del arca que Dios le había encargado
- Noé, una vez que el diluvio dejó ver el poder asombroso de Dios y en medio de un mar que no se dejaba de ver de un extremo al otro
- Abraham, con casi 100 años de edad, una esposa Estéril y una promesa de parte de Dios para él que sería padre de multitudes
- Isaac, al saber que Rebeca estaba estéril y pensando que probablemente la promesa hecha a su padre podría quedarse trunca en él
- Jacob, al comprometerse siete años por Raquel, mujer que cautivó su corazón desde el primer momento que la vió y aún siete años más por pagar la cuota por Raquel, ya que de los primeros siete años recibió a Lea
- Jacob de nuevo, esta vez con sus buenos años encima y ya sin esperanza de ver a José vivo de nuevo, pero que no sabía lo que un día sucedería frente a sus ojos
- José, durante su travesía de vida antes de ser nombrado el segundo hombre más importante de Egipto
- El pueblo de Israel por poco más de 400 años, siendo esclavos de Egipto, esperaban ansiosos que la promesa de ser liberados llegara pronto
Y podríamos hablar de tantas historias más que las preciadas Escrituras nos permiten disfrutar de la historia de Dios y el hombre, y con las que podemos concluir firmemente que vale la pena esperar en las promesas de Dios todos los días.
Hay una frase que viene a mi mente cuando pienso en todos estos personajes y sus diferentes situaciones que pudo haber pasado por la mente de ellos también: ¿Se acordará Dios de mí?
Cuanta razón tenía el salmista al escribir:
3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, 4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? 5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.
Salmo 8:3–5 RVR60
No temas, Yo estoy contigo
El día que escuché orar a mi hermano Jaime por mi hija Aleisa y por nosotros como familia, esa Palabra aterrizó con gran poder en mi mente y en mi corazón; yo estaba completamente convencido que esas palabras que tenían forma de promesa eran para mí y que eran genuinas y ciertas para mi vida. Tiempo más adelante, Dios me permite recibir la confirmación de que estando en Cristo, soy heredero también:
16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Romanos 8:16–18 RVR60
No desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo
En la humanidad de Jesús puedo ver un grande propósito que Dios tiene para nosotros, que siendo totalmente humano, padeció todas las aflicciones que nosotros pudiéramos vivir (sin haber vivido derrota alguna en ellas), y por lo tanto, tenemos la confianza de un sumo sacerdote en nuestras vidas que se compadece de nuestras debilidades, y su intercesión es poderosa para con el Padre, cuando en medio de nuestras luchas, Él intercede por nosotros con gran poder. El escritor de Hebreos lo escribe así:
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:15–16 RVR60
Por lo tanto, la Palabra que Dios trae hoy a nuestras vidas tiene total sentido, porque aunque parezca imposible ver luz en esta tu batalla, Él hoy nos anima con poder “…no desmayes, porque soy tu Dios que te esfuerzo”.
Dirás ¿Cuál es el esfuerzo que me pide hacer? Acercarte confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Yo en aquella ocasión no tenía dinero, mi hermano Jaime y su familia tampoco, no había mucho por hacer y mi hija estaba gravemente enferma, pero esta familia de la fe hizo lo correcto y oportuno, nos enseño a acercarnos al trono de la gracia.
Siempre te ayudaré y te sustentaré
Quiero terminar este sermón con una historia que me cautivó y que escuché recientemente el domingo pasado de boca de nuestro Pastor Lázaro, incluso al contármela su mirada tan firme al ir desarrollando su propia historia fue impactante:
Un hombre al que Dios captó su atención, y encendiendo su último cigarro le dijo a Dios: “Si de verdad existes, y te importo, has que mañana amanezca sin volver a fumar un cigarro más”.
Breve Testimonio del Pastor Lázaro
Han pasado aproximadamente 65 años desde aquel día, y no ha tenido que volver a encender un cigarro más en su vida, no ha tenido que desenfundar navaja a las personas para robarles sus pertenencias, ahora, dedica su vida diaria a Dios y su obra en Cosoltepec.
Recordemos por un momento:
- La larga y triste travesía de Job
- Jesús por cuarenta días en el desierto y con las rodillas dobladas al Padre en el huerto del Getsemaní
- José sin su túnica de colores en un pozo esperando su muerte, caminando hacia Egipto encadenado como un esclavo esclavo, en la cárcel olvidado por aquel que le haría el favor de suplicar al faraón por su vida
- Abraham con daga en mano a punto de matar a su primogénito
- Daniel en el foso de los leones
- Sadrac, Mesac y Abed-Nego acercándose cada vez más a un horno de fuego encendido siete veces más intenso de lo normal para fulminar a quienes se acercaran
- José con la angustia de no saber por qué su mujer María estaba embarazada, sin saber si creer en su historia o abandonarla
- Moisés ante un gran Mar Rojo que le obstaculizaba el paso, y con un abundante pueblo que temía por su vida de mano de los furiosos egipcios
- Todas y cada una de las historias que Dios ha escrito en el libro de la vida acerca de sus hijos amados en medio de diversas pruebas
Todas esas historias tienen un común denominador, Dios estaba siempre con ellos, y les hizo saber: “…siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
13 Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
Isaías 41:13 RVR60
Aleluya! Gloria a Dios!
Una estrella en el cielo
Quiero que recordemos la última profecía que oyó el pueblo de Dios antes que cesase su Palabra en la tierra por un largo tiempo:
2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. 3 Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos. 4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. 5 He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. 6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.
Malaquías 4:2–6 RVR60
Aproximadamente 450 años más tarde, después de un muy largo tiempo de no haber profeta de Dios que apareciera dando Palabra al pueblo:
- Una estrella resplandecía en los cielos de Belén
- Tres hombres sabios del oriente, guiados por esa estrella, emprendían un viaje con un destino incierto, pero cada uno con un regalo especial en mano
- Cuando llegaron al lugar, se estaban encontrando en un establo a las afueras de la ciudad, en un humilde pesebre, al Rey, Creador y Soberano del universo, envuelto en pañales por su madre María y junto a José su padre, a Jesús el Cristo de Dios, el Salvador del mundo.
Definitivamente SI, DIOS SE ACUERDA DE MÍ. Porque en ese nacimiento y esa promesa cumplida, Dios estaba escribiendo una historia nueva para mí y para tí.
Amén!