Una condición indeseable
Es muy común preguntarnos el por qué de las cosas, de hecho, actualmente tengo cuatro hijas y sé lo que es una mente que quiere saber el por qué de cada una de las cosas que ven y viven.
Pero, me he dado cuenta que un afán común es querer saber por qué nos pasan cosas malas o por qué le pasan a ciertas personas cosas muy malas. A lo que de inmediato viene a mi mente la historia a continuación.
Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. 6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. 8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba? 9 Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. 10 Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? 11 Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. 12 Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No sé.
Juan 9:1-12 RVR60
El soldado que mostró las obras de Dios en medio de la guerra
Dessmond T. Doss fue un hombre Adventista de Virgina, Estados Unidos, que a sus 24 años de edad en 1943 se presentaría como voluntario al Ejército para ayudar en la guerra que el mundo vivía en aquella época.
En 1945, es enviado al frente en Okinawa, añadido al cuerpo médico, ya que desde el inicio de sus servicio había establecido firmemente que no usaría un arma de fuego en el frente, así su vida dependiera de ello, la Palabra de Dios le había enseñado la importancia de NO MATAR, y él sabía que podía ser útil a sus compatriotas sin necesidad de matar a nadie.
Esta decisión suya le había hecho vivir experiencias terribles y humillantes frente a sus compañeros de batallón. Habían sido dos muy largos años de preparación, pero la hora había llegado.
En mayo de 1945, su batallón es enviado a realizar un asalto a la isla de Ryukyu de Okinawa, con la intensión de tomar una de las posiciones japonesas, cuya posición estaba sobre un acantilado de más de 100 metros de altura.
Cuando el batallón de Doss logró escalar ese acantilado, la sorpresa que recibirían es que lo japoneses los estaban esperando con fuego cruzado, y una masacre se iniciaría con decenas de solados americanos cayendo rápidamente.
Es ahí, donde el director Mel Gibson decide extraer del testimonio de Doss las siguientes Palabras: “Dime Señor, ¿Qué es lo que quieres que yo haga en esta situación?”, y después de un momento, las balas dejarían de sonar a su alrededor y sus oídos empezarían a oír las voces de los heridos con más y más fuerzas.
La vida no ha sido fácil
La vida de aquel ciego de nacimiento definitivamente no había sido fácil en ningún sentido, y quizás, como el pensamiento de los discípulos de Jesús al verlo, así había oído rumores en infinidad de ocasiones, los cuales en algún momento hicieron que hablara igual que ellos:
“Esto lo debo merecer, quizás mis padres pecaron, quizás yo mismo he sido condenado por alguno de mis tantos malos pensamientos que han cruzado por mi mente”.
Pero Jesús había llegado a propósito al lugar por el que un día tenía que pasar, para dejarle claro a él y a todos los testigos, que su situación no era lo que pensaban de él, sino para que las obras de Dios fueran manifiestas en él, y todos supieran quién es Dios.
Así Jesús llegó un día a nuestras vidas, y seríamos ingratos de pensar que lo que Él hizo en nosotros ya se le olvidó qué propósito iba a tener a nuestro alrededor.
- Ese día en que Jesús Alejandro tomaría una decisión de cambiar
- Ese momento en que Lázaro Galicia le pediría a Dios que le muestre que realmente existe
- Aquel día en que Alejandro Romero Marín no podría evitar oír la voz de Dios que le llamaba
- Incluso hoy, en este día, que en medio de tu “gran” problema, le darías lugar a Dios para que intervenga y sus obras sean manifiestas
¿Qué se estará diciendo de ti en los cielos?
Jesús en un día como hoy estaba entrando a Jerusalén, montando un burrito, y todas las gentes del lugar alababan al Padre, mientras tendían ramas en el camino para dejar entrar al Rey, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
12 El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, 13 tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! 14 Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: 15 No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino de asna. 16 Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho. 17 Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos. 18 Por lo cual también había venido la gente a recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal. 19 Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él. 20 Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. 21 Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. 22 Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. 23 Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. 26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará. 27 Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. 28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. 29 Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado. 30 Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros. 31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. 33 Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir. 34 Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre? 35 Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. 36 Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos. 37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; 38 para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? 39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: 40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane. 41 Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él. 42 Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. 43 Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
Juan 12:12-43 RVR60
Jesús sabía que mucha de esa gran multitud a los pocos días estaría liberando a Barrabás con tal que Jesús fuera condenado a muerte.
Jesús sabía que en esa misma multitud estaban aquellas personas que pedirían a Pilato que no tenga misericordia de Él, y procedería a castigarlo terriblemente.
Jesús podía ver entre esa multitud a una gran cantidad de personas que días más tarde en el camino al Calvario le insultarían, escupirían, escupirían y golpearían sin ningún tipo de limite.
Pero sabes algo, mi papá un día me hizo la pregunta: “¿Fue justo lo que Él vivió en esos momentos?”.
Hoy definitivamente puedo decir con total confianza que, aunque no fue justo, el Padre, a través del nacimiento, vida, ministerio, muerte y resurrección de su Hijo Jesús, mostraría al mundo entero su eterno amor, expresado en la entrega de su Santo como único sacrificio aceptable para que ahora los que creyeran en Él, tuvieran acceso a la vida eterna. En las mismas Palabras de Jesús:
44 Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; 45 y el que me ve, ve al que me envió. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. 48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. 49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.
Juan 12:44-50 RVR60
O como lo escribiría más adelante Pablo:
15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
1 Timoteo 1:15 RVR60
¿Por qué a mí?
El propósito de este tema no es darte la respuesta al ¿Por qué?, sino, que a través de esa lucha que vives puedas hacerle a Dios la pregunta correcta ¿Dime qué quieres que haga para ti?
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Romanos 8:28 RVR60
Un héroe que da la gloria a Dios
Cuando Doss comenzó a oír la voz de los heridos, había descubierto por qué estaba en ese lugar, por qué no importaba todo lo humillante que había vivido durante su preparación, sino ahora era el momento de dar lugar a lo que Dios había preparado para ese momento en su vida.
Cuenta el testimonio de Doss que durante días él solo se encargaría de salvar a aproximadamente cincuenta soldados heridos, bajándolos uno a uno en una cuerda del acantilado, fueron días largos, pero de nuevo el director extrae una frase que hoy quiero compartir contigo que Doss decía después de encontrar algún herido y bajarlo para que estuviera a salvo: “Dame Señor uno más para salvar”.
Él dice haber salvado 50 compañeros, pero el ejército afirma que fueron cien los rescatados, dentro de lo cuales estaban incluso un par de soldados japoneses.
Haz conciencia, y haz la pregunta correcta, Dios no te ha puesto en este mundo para vivir en sufrimiento, sino para que las obras de Él sean manifiestas en ti, con el propósito que todos sepan de su inmenso amor y poder.
Gloria a Dios! AMÉN!